ORIGEN. Los museos comenzaron siendo templos: su propio nombre en griego "museion" los identifica como "templos de las musas"; y fueron templos donde se guardaban objetos valiosos, los tesoros de los dioses ("thesauroi"); su dimensión pública era solamente religiosa. En los templos se guardaban objetos de culto u ofrendas que de vez en cuando se exhibían al público para que pudiera contemplarlos y admirarlos
El coleccionismo renacentista que más se vincula con los orígenes del museo es el de la colección de obras antiguas: éstas no sólo adornaban las salas de los palacios de las cortes italianas, sino que a menudo se las colocaba en jardines o patios, ofreciéndose así naturalmente, a la admiración y al estudio por parte de artistas y viajeros. Es en el Renacimiento cuando se da el nombre de museo tal y como lo entendemos hoy a los edificios expresamente dedicados a tales exposiciones. (Ejemplo el "jardín de las estatuas” en Belvedere).
El uso de la galería (el término indica un largo ambiente de unión entre dos partes de un edificio) para conservar obras de arte se difunde a partir de fines del siglo XVI. Un ejemplo temprano son las colecciones medíceas en los largos corredores del primer piso del Palacio de los Uffizi (1581), con la creación de la elegante tribuna de Buontalenti (1585) proyectada y amueblada en función de las obras expuestas.
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Los Museos en la Historia de México "La existencia de un Estado, el reconocimiento de una identidad y el resguardo, conservación y difusión de una memoria colectiva, hacen posible la existencia de un museo. La Nueva España, antes de que se independizara de la metrópoli, no contaba con un museo como tal; sus eruditos se daban a la tarea de recopilar y guardar libros, objetos y obras que consideraban valiosos, pero más como una actividad particular. No existía el concepto de un museo nacional porque en un territorio que dependía política, económica y culturalmente de los dictados de un gobierno imperial, lo nacional e identitario se consideraba poco claro. Apenas consumada la independencia de la nación mexicana, el primer presidente que tuvo como nación soberana, Guadalupe Victoria, dictara un acuerdo por medio del cual se crea el Museo Nacional, el 18 de marzo de 1825, teniendo como primer director al presbítero Isidro Ignacio Icaza, a partir del 29 de noviembre de ese año. Las primeras actividades que se desarrollaron en ese Museo Nacional fueron la colección de piedras esculpidas por las culturas prehispánicas en todo el territorio mexicano. Así pues, el Museo Nacional Mexicano, como se llamaría a partir de 1826, se dio a la tarea de coleccionar y resguardar aquellos objetos que representarían un pasado común, como mexicanos, aún antes de la llegada del hombre europeo. En 1830, se da entrada al museo a una colección de los retratos de los virreyes, que tiene el significado de reconocer y reunir las dos culturas matrices del país. En ese mismo año, tanto el diputado Domingo Lazo, como Antonio Gama ceden al museo sus colecciones minerales y de antigüedades, respectivamente. En una sucesión muy rápida de fechas, al año siguiente, en 1831, el Congreso expide un decreto mediante el cual, por ley, se funda el Museo Nacional Mexicano. Aunque su acervo se había incrementado notablemente, las exposiciones que se montaban y las colecciones que se recibían estaban condicionadas por el grupo político en turno en el poder. Por ello, Luis Castillo Ledón, quien fuera director del Museo Nacional desde 1917 hasta 1941, estableció un reglamento que impedía la exposición de retratos de personas que no hubieran muerto o que su importancia histórica no estuviese a salvo de toda duda. Con la llegada a la Presidencia de la República del general Lázaro Cárdenas, que la situación del Museo Nacional pudo encauzarse por vías realmente institucionales. A ello contribuyó la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en 1939, lo que conllevó la fundación del Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec y la consecuente división del acervo del Museo Nacional: la colección prehispánica, que se mantendría en las instalaciones del museo, en las calles de Moneda, y todas aquellas colecciones que, siendo posteriores a 1521, serían alojadas en el Castillo de Chapultepec. A partir de entonces, con la habilitación del Castillo de Chapultepec como museo, se abrió una nueva etapa en la que, de acuerdo con la vocación y el tipo de acervos que tuvieran, se fueron creando otros museos, hasta constituir toda una red del patrimonio nacional. Es así que la existencia de los museos es un baluarte para la conservación y difusión de los mayores valores artísticos de nuestra cultura; sin olvidar que, de una u otra manera, todos los museos resguardan y mantienen la memoria e identidad de México como país". Autor: Leticia Barragán López Este contenido es propiedad del Sistema Nacional e-México.
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Funciones del Museo. El museo desarrolla diferentes actividades tales como adquirir, conservar, investigar y comunicar. Por esto, es necesario comprender las funciones del museo para lograr soluciones espaciales y técnicas adecuadas a los requerimientos de cada una de ellas. La exhibición siendo el medio de comunicación principal del museo exige un estudio sistemático de todos los factores que garanticen una Demanda expositiva como es la distribución espacial, su disposición formal, acceso y circulación. Objetividad del Diseño. La exhaustiva investigación realizada por el arquitecto sobre los aspectos que determinan el diseño de museos, lo llevan a la invención de formas y selección de los instrumentos técnicos más adecuados para los fines requeridos. En ese proceso de creación debe tenerse en cuenta que el edificio será principalmente un lugar donde se resguardan obras que van a ser exhibidas. Por ello, el diseño arquitectónico deberá proponer características espaciales y formales que permitan tal fin sin generar la posibilidad de que estas agredan, obstaculicen u opaquen las muestras.
FUENTE: museosdevenezuela.org
"Un museo no debe ser sólo el medio de expresar un proyecto arquitectónico personal".Giovanni Schíchílone